[…] Allí vi a la Vieja Guardia, compuesta por cuatro personas: Ádam, un maestro de la música; Zunbeltz, un ser de nobleza y alma oscura; Laura, su hermana, y yo, conocido como Vhengala, componíamos aquel variopinto grupo; mientras yo disputaba aquella singular batalla, ellos habían recorrido cientos de kilómetros para poder verme, pues ya no residían en esta ciudad […]